Audio relato: Código fuente · Preámbulo

El relato que estoy escribiendo por capítulos en el blog ahora en formato podcast donde las voces han sido generadas por inteligencia artificial.

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El ruido de llamar la atención

Hace no mucho (aunque en tiempos de internet son siglos) estar en internet cómo se llamaba entonces (ahora se le llama ser generador de contenido) era como estar en un apacible bosque, habían pocas visitas pero al menos podías tener un pequeña parcela donde cuidabas de tu árbol (tu propia web o espacio en Geocities). Despuntar era fácil o relativamente fácil; buscar unas buenas palabras clave, darse de alta en los buscadores, colaborar con otras webs y poco más. Lo mismo se puede hacer extensible en los inicios de cualquier cosa (podcasting, Twitter, YouTube,…) había tanto campo abierto que era posible ser el primero en algo, todo era ponerse.

Recuerdo allá en 1999-2000 trabajando de comercial vendiendo conexiones a internet para empresas y espacios publicitarios en un par de directorios (guaita.com y gotobarcelona.com) y cómo tenías que explicarle a la gente lo que era tener un correo electrónico y qué podía hacer en internet.

¡Qué tiempos aquellos!

No los añoro pero sí que los veo con cierta nostalgia, sobretodo porque todo era más sencillo. Tampoco quiero compararlos porque la tecnología que tenemos ahora era inimaginable en esos años, pero era todo tan inocente.

Hoy en día la sociedad ha absorbido por completo la red, internet forma parte de nuestra sociedad, para lo bueno pero también para lo malo.

Ese bosque donde dejábamos nuestro árbol y lo veíamos creer hoy se ha convertido en una selva, donde hay árboles mucho más fuertes, gigantes que con su sombra no dejan crecer a lo que tienen alrededor o literalmente acaban con ellos. No hay problema de espacio, lo que hay es problema de atención. Ahora para que vean tu árbol tienes que competir con el resto, algunas veces se consigue a base de talonario o innovación pero otras veces se consigue por ser feo y horroroso, la cuestión es llamar la atención.

Podemos hacer extensible este símil con el podcasting por ejemplo porque en el fondo se trata de lo mismo, llamar la atención.

Y de atenciones hay de muchos tipos, la que últimamente está dando más beneficios es la economía de la indignación: llamar la atención con la indignación. Y vaya que funciona, uno consiguió una presidencia a base de eso.

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Dos años tarde

Llegué corriendo en la recepción del hospital, por suerte no había nadie haciendo cola así que la enfermera me atendió enseguida.

– Necesito ver a mi padre – dije mientras intentaba recobrar el aliento.
– ¿Su padre? ¿cómo se llama? – dijo la enfermera mientras seguía su mirada en la pantalla de su ordenador.
– Climent, no hace mucho estaba en la UCI y vengo desde muy lejos para verlo.

La enfermera apenas se dignó a mirarme a los ojos, seguía en la pantalla de su ordenador, ajena a su entorno.

– Tendrá que rellenar estos documentos -dijo mientras casi de forma autómata me entregaba un pequeño manojo de papeles junto con un bolígrafo – luego recuerde que tendrá que usar mascarilla, antes tendrá que lavarse las manos, ponerse una solución desinfectante,…
– ¿No lo entiende? firmaré lo que sea y haré lo que usted me pida pero por favor, quiero ver a mi padre, hace dos años que no lo veo – dije casi gritando y llorando a la vez. Estaba desesperado.

Justo cuando terminé la frase, esos «dos años que no lo veo», la enfermera levantó la mirada, su cara le cambió por completo. Pasó de ser una persona indiferente a una persona afectiva.

– ¿Dos años? – me dijo con una dulce voz.
– Sí – le dije yo mientras intentaba secarme las lágrimas – vivo en Suecia y he venido lo más rápido que he podido.
Mi miró a los ojos, respiró profundamente y dijo: – Lo siento.

En ese momento di un paso atrás, algo no encajaba ahí, ese «lo siento» me recordaba a algo que había vivido.

Todo a mi alrededor se desvaneció, no era real, era un sueño.

Desde la última vez que vi a mi padre habían pasado más de dos años, pero no habían pasado apenas 2 cuando mi padre murió, pocas horas después de que llegara desde Estocolmo de madrugada.

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