Hace ya unos meses que tengo unos sueños recurrentes, unos sueños que rozan muchas veces la pesadilla. Sueños donde tengo una enfermedad terminal, donde me quedan pocos días de vida o el de hoy donde tenía problemas de memoria.

Nunca he sido una persona hipocondríaca, aunque el cuadro que tengo no sería exactamente ese sino la nosofobia, miedo a enfermar.

No se si será un síntoma de la crisis de los 50 pero sí es algo que me tiene algo preocupado y que quizás compartíendolo en el blog hará que estos pensamientos quizás no se vayan pero se minimicen.

Uno de los recordatorios más frustrantes que me suelo encontrar casi en el día a día es cuando lees noticias de ciencia y el titular dice «Dentro de 30 años…». Antes, cuando tenía 20, 30 o incluso 40 años y leías que en x años tenían previsto un avance científico ya sea médico cómo astrofísico me decía «eso lo veré», pero recién cumplidos los 50, cuando escuchas o lees algo así, muchas veces me digo «quizás, con algo de suerte lo vea» y dentro de unos años diré «eso no lo veré» y a mi esto me está frustrando.

Hace unos días escuché en «A vivir que son dos días» de la Cadena SER a Juan José Millás diciendo que no nos preparan para hacernos mayores y no puedo estar más de acuerdo. Pero no me quedo en ese dato sino que hace algo menos de dos años, durante el entierro de mi padre, un amigo de la familia algo más joven que él dijo que con su muerte no sólo se iba un amigo sino una persona que sin tapujos ni paños calientes le contaba lo que era hacerse mayor.

Ya se que 50 años no es el fin del mundo, pero sí que te hace (o al menos en mí) ver el futuro de otra forma, una forma que nadie me había contado.

Seguramente este tema será recurrente en este blog. Si opinas lo mismo, lo contrario o quieres preguntarme algo, por favor, hazlo aquí. Tengo ganas de saber ti.